martes, 25 de octubre de 2016

Silencios.

Sentada en una estación.
Esperando algo que quizás no llegará.
Y yo lo sé, pero me mantengo firme en esta situación.
Esa situación en la que no te das cuenta de nada.
O sí y la que no se da cuenta soy yo.
Todo el mundo me dice lo que debo hacer.
Lo que ellos harían.
Pero yo no soy ellos.
Yo no siento que pueda hacerlo igual o, al menos, intentarlo.
¿Quién me dice que puede salir bien?
¿Quién me dice que puede salir mal?
¿Quién me dice todo?
¿Quién me dice nada?
Tú, desde luego.
Pero, nada nunca significa nada.
Porque no hay mejor respuesta que el silencio.
El mío dice mucho.
Y el tuyo...no consigo descifrarlo.
Una señal, una mirada, una palabra, un silencio...
Algo que me ayude a saber si arriesgarme o no.
Arriesgarme a ti, a tu respuesta o a tu boca.
A todo y a nada a la vez.
Todo es pura contradicción.
Como yo.
Un día me voy y al siguiente vuelvo.
Pero nunca permanezco.
Ni lo hago notar.
Quiero pero no puedo.
O puedo pero no quiero.
Resuélveme las dudas.
Antes de que termine por desaparecer.