Hablemos del miedo que tengo a que vuelvas a aparecer.
Cuando menos me lo espere.
Por las calles frías de invierno o cuando el tren se haga esperar sólo para hacer que nos encontremos.
Será cosa de las casualidades. O no.
Hablemos de lo que se produce cuando las miradas vuelven a cruzarse después de tanto tiempo.
Hablemos de lo que asusta reconocer algo que creías acabado y que vuelve a aparecer.
Quizás porque nunca terminó o porque no quisimos que esto acabara.
Cómo una mirada puede transmitir tanto.
Cómo una mirada puede hacerte sentir algo que creías que desapareció.
Y darte cuenta, de que, nunca dejó de existir.
Sólo estaba apagado, sólo estaba escondido.
Sólo hacía falta un reencuentro para recordar aquello que quisimos perder.
Un reencuentro que, como siempre, desordena nuestra vida.
Y sin darnos cuenta volvemos al sitio donde, durante tanto tiempo, estuvimos permaneciendo.
Una puerta que creí cerrada.
Una puerta que siempre termina abriéndose de nuevo.
Nunca hubiera querido verte aparecer.
Todo lo malo me borró lo bueno.
Todos los recuerdos que quise quemar.
Hoy vuelven sin yo quererlo.
Hoy vuelves y no sé si quiero.
Tampoco sé si debo.
Quiero pero no quiero.
Cabeza o corazón.
Mi cabeza me dice: huye
Mi corazón te dice: vuelve
No hay comentarios:
Publicar un comentario