Porque nunca una muñeca podía hacer sentir tanto.
Porque nunca una muñeca había estado tan viva.
Ocultando en su rostro llantos de niños abrazados a sus padres.
Ocultando besos de buenas noches y de buenos días.
Ayudando a crecer a la niña dulce y al niño travieso.
Dejando atrás años de niñez y madurez, cargados de sueños cumplidos.
Y los que quedan por cumplir.
Porque dejar atrás el pasado no significa abandonarlo.
Porque nunca ha sido fácil encerrar a una muñeca y menos cerrar una puerta.
Abierta de par en par.
Contemplando ese recorrido que tú transformas a cada paso que das.
Porque la vida pasa, arrasando con el tiempo y, sobretodo, almacenando los recuerdos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario